martes, 4 de junio de 2013

La situación de Moni


Cuando llego, desde la esquina, lo primero que veo en la puerta de la casa son dos patrulleros de la Metropolitana, una rueda de agentes y algunos sujetos vestidos de negro en la puerta de la casa. Me acerco. De la mano de enfrente veo una especie de furgoneta del Gobierno de la Ciudad. Amarilla, tenía el logo del Gobierno y decía Emergencias. Al lado de la furgoneta, dos muchachos. Uno puteaba por lo bajo. El otro no decía nada. También había un hombre con overol y otro con camisa y chaleco, hablando por teléfono. Me quedo de la mano de enfrente y le pregunto al que puteaba si conoce a la familia que vive adentro de la casa. Me dice que no. ¿Qué sos, un testigo? No. Soy del Gobierno de la Ciudad. Tengo que venir acá porque es mi trabajo. Pero qué función cumplís. Formo parte de la división de Herencias Vacantes. Más tarde me dio la sensación de verlo llorar. Por qué llorás. Porque no da, pero qué voy a hacer, tengo que trabajar.

Saco algunas fotos y tomo conciencia: los van a sacar. Me acerco a la puerta de la casa. Había tres policías de la Metropolitana y una especie de furgoneta blanca, sin logo, que supuestamente transportaba al equipo del Gobierno de la Ciudad, que estaba dentro de la casa, aparentemente labrando el acta. Los de negro se incomodan con mi presencia y me miran. Miro de nuevo adentro de la casa a ver si podía ver a Mónica porque su teléfono estaba apagado. Vuelvo a cruzar de la mano de enfrente. Saco algunas fotos más. Sale Mónica. Se me acerca. Llora. Me dice que los van a sacar. Se acerca el resto de la familia. No saben qué hacer. Le pregunto por los de negro. Me dice que son todos del Gobierno de la Ciudad. De la división Herencias Vacantes. Eran tres. Uno llamaba refuerzos, instigaba y amenazaba con un desalojo inminente. El otro parecía oficiar de mediador. La tercera era una supuesta asistente social, que en realidad se había presentado ante la familia como médica. Todos entrando y saliendo de la casa y hablando frenéticos por celular.

Uno de civil sale de la casa y les grita a Moni y la familia que no pueden salir. Pero no estamos presos, dice Florencia. No se pueden alejar ni un paso, dice el hombre, porque están en un allanamiento. Cruzan y entran. Me acerco y le digo al tipo que no están presos y que esto no parece un allanamiento. Que parece más un desalojo, y que adentro de la casa hay una persona gravemente enferma. El hombre no contesta y entra de nuevo a la casa. Se cruza uno de los de negro. El mediador. Me explica que está haciendo todo lo posible para que por lo menos se puedan quedar 24 hs más. Que no le gusta desalojar gente, pero que la casa pertenece al área de Herencias Vacantes del Gobierno de la Ciudad, y que atrás de esto hay un Juez muy enojado. Me quedo callada. Se va, cruza. Me acerco de nuevo a la puerta de la casa. Me mira mal otro de los de negro, en apariencia el que está a cargo del operativo. Hablaba por teléfono, como loco. Había que desalojar, estaba cansado, hacía más de cinco horas que estaban dando vueltas, había que concretar el desalojo de una vez por todas.

Sale Mónica de nuevo. No puede más. No sabe qué hacer. La supuesta asistente social le ofreció $3600 en la mano para que se vallan. Salen los cinco a la calle, entregan las llaves y les dan el dinero. Le digo que no. No me parece. Como sea, ese dinero no les alcanza para nada. Ustedes son cinco y con eso pagan pensión apenas para uno. ¿Llamaste al abogado?, le pregunto. El abogado le dijo que no sabía nada. No le habían avisado del desalojo. No hay nada que hacer. La nieta de Moni le pregunta a su abuela por qué hay tanta gente. Quiere que se vayan.

Me alejo un poco para hacer un llamado. Se me acercan tres agentes de la Metropolitana y me piden documentos. Por qué razón. Porque estamos en un allanamiento. No es un allanamiento, les digo. Es el desalojo de una familia con menores de edad y un enfermo grave, discapacitado. Tengo entendido que un allanamiento es otra cosa. Estamos pidiendo documentos de todas las personas que participan de este hecho, me dice. Le digo que yo no estoy participando. Soy amiga de la familia y estoy acá porque quiero ver que todo esté bien. Quiere mi documento para confirmar mis datos. Me niego. Insiste. Interviene una agente, pero un cerco de tres policías no me deja mover. La mujer me dice que ha ocurrido un delito. Se ha usurpado una casa en la que el Gobierno de la Ciudad quiere construir una Escuela para niños sin techo, me dice. Hace dos horas me dijeron algo diferente. Uno de los funcionarios que llevan adelante el operativo me había dicho que la casa se quiere desalojar para ser subastada. Las piezas no encajan del todo bien. Alguien acá está equivocado.

Llega un autito. Creo ver el logo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Estacionan cerca mío. Los llamo. Les digo que me están reteniendo y que me quieren sacar el documento. Uno de ellos se presenta como abogado y pide explicaciones. La agente repite lo mismo que me había dicho a mi. El abogado dice que no me pueden pedir documentos ni cortar el paso. Parece que un vecino llamó a Desarrollo Social muy preocupado por lo que estaba pasando. Dicen que van a tener que parar el desalojo porque adentro vive una persona en una situación de salud muy delicada. Los de negro siguen hablando por sus celulares y discuten entre ellos. Los de Desarrollo Social hablan con los funcionarios del Gobierno de la Ciudad adentro de la casa. Me quedo en la puerta con Moni. Uno de los de negro, el mediador, se acerca y nos dice que pudo conseguir un plazo de 24 hs. El abogado de Desarrollo Social sale a la puerta. El de negro le dice que hay mucha tensión. El Juez nos quiere matar. Está muy enojado. Vamos a tener que hacer un sumario detallado de todo lo que pasó en estas seis horas. En 24 hs si no abandonan la casa se los va a desalojar. De ser necesario, por la fuerza. El abogado dice que es imposible, en 24 hs la situación de esta familia no se puede solucionar. 

Entramos todos a la casa. Busco a Carlos. Estaba solo, en una habitación contigua al cuarto en el que se está labrando el acta. Le pregunto cómo está. Mal. Asustado. No come nada desde la mañana. Entra uno de los hombres de Desarrollo Social. Le digo a Carlos que le cuente todo. Carlos le dice que dentro de todo lo trataron bien. Que fue una médica a chequear cómo estaba, la supuesta asistente social vestida de negro. Vos estás muy mal, ¿no?, le había dicho la mujer. No querés hablar. Vos hacete el pobrecito, le recomendó. Cuando se termina el acta se lee en vos alta. Escucho. Describen la situación de Carlos. Las características que enumeran no coinciden del todo con su diagnóstico real. Uno de los errores más excesivos es que describen a Carlos como discapacitado mental. De todos modos se llega a la conclusión cierta de que por su estado de salud, no puede ir a un parador. Se concluye que el desalojo no se puede concretar. Se nos hace firmar el acta, donde además consta que le dan a la familia un plazo de siete días para desocupar la casa y entregar las llaves en el juzgado a cargo. No nos dejan copia del documento. Le dicen a Mónica que una vez que entregue la llave va a tener que ir a Entre Ríos y Pavón, donde se le van a entregar $3600. Otra vez, la insólita cifra. Si no desocupan la casa en el plazo establecido se ejecuta el desalojo, que puede ser violento.

Estoy con Carlos en la habitación contigua. Entra el funcionario a cargo del operativo. De los de negro, el más duro. Nos mira y nos pregunta: ¿Todo bien?

 

domingo, 26 de mayo de 2013

obra maleta








obra maleta se filtra en arteBA, de la mano de la gente, a través de postales volanteadas en la puerta.
Otras tantas fueron distribuidas entre las mesitas ratonas hiper cool del evento ferial. Quizás el destino
más gracioso de las postales-panfleto sea que la gente las use y empuje el trabajo hacia una reedición 
no calculada de arte correo.


domingo, 30 de diciembre de 2012



 




feliz año nuevo, les deseamos a todos aquellos
que no viven en el sueño americano



domingo, 16 de diciembre de 2012

de todos modos feliz navidad



1) Arbolito de navidad desmontable





















2) Tarjetita con Marx en motivo navideño






Las piezas del arbolito están construidas con fragmentos de recipientes tetra brick. La superficie brillante del interior de  los envases vuelta hacia afuera disfraza a medias el carácter deshechable del material.

La targetita remite al blog. Hace las veces de dispositivo publicitario, un poco desencajado.



lunes, 12 de noviembre de 2012

BA
































con la camarita del celular durante uno
de los días álgidos de la crisis de la basura porteña   



 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Hospital Alvarez

Hay quienes piensan que el pepino y la ciruela peluda han entrado en fase futurista. Otros, que nuestros amigos están de visita en alguna zona sísmica en el momento menos indicado. Sabemos, de primera mano, que la ciruela llevó al pepino a conocer el Hospital Alvarez para que sienta las vibraciones telúricas del nosocomio porteño y ponga definitivamente los pies sobre la tierra.

lunes, 18 de junio de 2012

chaqueta del partido





Confeccionada sobre el modelo de la ropa de fajina de los revolucionarios de Sierra Maestra, más tarde se hace popular entre los jóvenes, se convierte en un despreciable objeto del sistema capitalista y en un símbolo del éxito de las estrategias de la industria de la ropa.

jueves, 14 de junio de 2012

arribo


Cuando llegaron a la galería la ciruela estaba muy enojada, de verdad. Para colmo, se da cuenta que el pepino queda atrapado por la belleza y el encantamiento del lugar. La ciruela ya sabía que esto podía suceder, porque el pepino siempre había querido vivir en un sueño americano.